lunes, 16 de noviembre de 2015

Tiempos Peligrosos

Una mirada casual alrededor de nuestra sociedad hará que nos preguntemos;¿Qué ha ocurrido con la decencia común? ¿Qué ha ocurrido con nosotros como personas y seres humanos?  No obstante, no somos la única generación que se hizo está clase de preguntas. Cristo y sus apóstoles vivieron en tiempos peligrosos o difíciles y aclararon que todos vivimos en una época continua de conflicto entre el bien y el mal.

Hace algunas noches en las calles de Paris corrió la sangre. Cientos de personas han sido asesinadas solamente porque tienen una religión distinta a la de sus victimarios. La intolerancia hacia el distinto y el ajeno encendido el odio. Por otro lado en nuestra sociedad ha dejado de existir el respeto a toda persona, idea o creencia, y es por eso, que algunos han pensado que Dios no existe o que si existe nos ha lanzado al abandono, escudándose en preguntas como está: ¿Por qué  Dios permite que sucedan tantas cosas malas? Pero la respuesta a estos problemas tiene mayor profundidad y sabiduria.

Del mismo modo que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por tantos terribles sucesos. Sin embargo, durante años hemos estado diciéndole a Dios que salga de nuestras escuelas, que salga de nuestro gobierno y que salga de nuestras vidas. Y siendo el caballero que él es, creo que se ha retirado tranquilamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos bendiga y nos brinde protección, cuando le hemos exigido que nos deje estar solos?

A la luz de ciertos sucesos recientes; ataques de terroristas, balaceras en escuelas, delincuencia perpetrada por menores de edad y otros muchos delitos. Creo que todo comenzó cuando alguna persona se quejó de que no quería que se rezara en nuestras escuelas, y dijimos que estaba bien. Posteriormente alguien dijo que mejor no se leyera la Biblia en las escuelas, la palabra de Dios dice no matarás, no robarás, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Y dijimos que estaba bien.

Pero alguien más levanto la voz y dijo que no debíamos pegarles o corregir a nuestros hijos cuando se portan mal, porque sus pequeñas personalidades se truncarían y podríamos lastimar su autoestima. Entonces dijimos que los expertos sabían lo que decian.

Nuevamente alguien más hablo y dijo que los maestros y directores de los colegios no deberían disciplinar a nuestros hijos cuando se portan mal. Entonces dijeron que más valía que ningún miembro corrigiese a ningún estudiante que tenga un mal comportamiento, porque no queremos publicidad negativa y por supuesto no queremos una demanda (hay una gran diferencia entre disciplinar, tocar, golpear, cachetear, humillar y corregir). Y dijimos nuevamente que estaba bien.

Luego alguien dijo, dejemos que nuestras hijas aborten si quieren, y ni siquiera tienen que decirles a sus padres. Posteriormente y como siempre suele ser, alguien más dijo: ya que los muchachos siempre van a ser muchachos y de todos modos lo van a hacer, démosle a nuestros hijos todos los condones que quieran para que puedan divertirse al máximo, y no tenemos que decirle a sus padres que se les proporcionaran en las escuelas y otras instancias.  Y dijimos nuevamente que estaba bien.

Para no variar, algunos de nuestros principales funcionarios públicos dijeron que no importa lo que hacemos en privado mientras cumplamos con nuestro trabajo. Estuvimos de acuerdo con ellos y dijimos que no importa lo que nadie haga en su vida privada mientras yo tenga un trabajo y economía esté bien. Nuevamente dijimos que todo estaba bien.

Luego la industria de las diversiones dijo, hagamos shows por televisión y películas que promuevan lo profano, la violencia y el sexo ilícito. Grabemos música que estimule las violaciones, las drogas, los suicidios y los temas satánicos. Y dijimos, no es más que diversión, no tiene efectos negativos, de todos modos nadie lo toma en serio, así que adelante.

Ahora nos preguntamos:

¿Por qué nuestros hijos no tienen conciencia, por qué no saben distinguir entre el bien y el mal, y por qué no les preocupa matar a desconocidos, a sus compañeros de escuela, o a ellos mismos? ¿Por qué no respetan a sus padres, semejantes y los valores, por qué no les importa la vida?

Probablemente, si lo pensamos bien y despacio, encontraremos la respuesta.

 “LO QUE SEMBRAMOS ES LO QUE RECOGEMOS”.

Es lamentable ver cómo la gente simplemente manda a Dios al olvido y luego se pregunta por qué el mundo está en proceso de destrucción.

Es desagradable ver cómo creemos lo que dicen los periódicos, pero cuestionamos lo que dice la palabra de Dios.

Es triste saber cómo se mandan 'chistes' por la red y todo mundo les da un “me gusta”, pero cuando aparecen oraciones o la palabra de Dios, la gente lo piensa dos veces antes de leerlos o simplemente los pasa por alto.

Es incomprensible la cantidad existente de artículos lujuriosos, crudos, vulgares y obscenos que circulan libremente por el ciberespacio, pero la conversación sobre Dios en público se suprime en los espacios de formación educativa, trabajo e inclusive en el hogar.

Es vergonzoso ver como nos preocupa más lo que piensan los demás de nosotros, que lo que Dios pueda pensar sobre nuestros actos.


Ahora bien, ¿quién abandono a quién?

Reflexionemos y seamos congruentes con nuestros actos, busquemos a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. ¡No abandonemos la fe!

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